Ayuno Intermitente

   AYUNO INTERMITENTE

  El ayuno intermitente es algo de lo que parece que empieza a oírse hablar ahora, como una nueva "moda de esas" más...Y, sin embargo, y en términos vulgares, "es más vieja que la tos".
     De hecho, está presente desde hace milenios en prácticamente todas las religiones. Por citar alguna, tenemos el ramadán musulmán, los 40 días que Jesús pasó en el desierto (que se han traducido en la cuaresma previa a la  Semana Santa, aunque casi nadie la practica), el Yom Kipur del judaísmo... Y en todas ellas se considera un ritual de purificación.
     Lo cierto es que nos encontramos con rituales de limpieza corporal en todas las culturas, es decir, desde la antigüedad se sabe que es necesario limpiar el cuerpo periódicamente. Hipócrates y Galeno en la antigua Grecia lo prescribían como  tratamiento y prevención de enfermedades, y grandes pensadores como Aristóteles, Platón o Sócrates lo practicaban. Incluso los animales lo hacen. Si tenéis perro o gato, seguro que lo habréis visto "purgarse" alguna vez.
     De hecho, la especie humana no hubiese llegado a nuestros días si su organismo no se hubiera adaptado a esta situación, ya que hemos evolucionado durante millones de años en periodos de escasez alternos con periodos de abundancia. Si fuese vital para el ser humano comer cada 2-3 horas, nos hubíesemos extinguido hace mucho.
   
     Para entender la necesidad de este proceso os pondré un ejemplo bien sencillo:
     Supongamos que nos pasamos las 24 horas del día barriendo nuestra casa con una escoba. Si no le damos un respiro a esa escoba, si no la limpiamos de vez en cuando, acabará ella misma tan sucia, que cada vez limpiará peor, y nuestra casa estará cada vez más sucia...
     Pues ahora pensad que esa escoba es nuestro hígado, riñones, intestino, piel y pulmones, y la casa somos nosotros.
     En la sociedad occidental actual, donde tenemos la comida fácilmente a nuestro alcance, y unas costumbres viciadas de comer cada pocas horas, de picotear a cada rato, nos pasamos la vida en una digestión infinita. Y aunque lo tenemos normalizado, la digestión es el proceso corporal que más energía requiere, e impide los necesarios procesos de descanso, recuperación y regeneración del cuerpo.
     Para empezar, no se sabe a ciencia cierta de dónde viene la recomendación de comer 5 veces al día, pero todo el mundo lo repite como un mantra, y a fuerza de repetirlo se ha vuelto dogma. Pero eso no quiere decir ni que sea verdad, ni que se haya hecho siempre, ni que sea lo adecuado.
     Una de las posibles justificaciones podría ser el tipo habitual de alimentación actual, donde predomina un gran porcentaje de azúcares y carbohidratos refinados, los cuales provocan picos de subida y bajada de glucosa, lo que nos "obliga" a comer cada pocas horas para no sentir ese bajón o esa hipoglucemia.
     Otra explicación que dan los "expertos" es que, ante el aumento de la obesidad, quizá merece la pena distribuir la carga calórica a lo largo de varias veces al día para no llegar con tanta hambre a las comidas y no devorar. En algunos casos y a corto plazo puede ser efectivo, pero a la larga es un desastre. Lo cierto es que se ha demonizado el hambre, cuando uno de los placeres de la vida es precisamente comer con hambre.

EN QUÉ CONSISTE EL AYUNO INTERMITENTE

     Se trata de ampliar la "ventana" de horas que pasamos sin comer, para darle tiempo al organismo a descansar y regenerarse.  Hay varias formas de hacer ayuno intermitente:
     a) Corto:

 La más sencilla es la de 12/12h: Se trata de prolongar las horas de ayuno fisiológico, saltándote la cena o el desayuno. Es fácil y positivo.


Otra opción típica es la de 16/8h, alargar unas pocas horas más el ayuno anterior. Quizá cuesta un poco más al principio, pero también es llevadera.
















b) Medio:
     24 horas sin tomar alimentos, pero bebiendo mucha agua, infusiones sin edulcorar, agua con limón, agua de mar, caldo suave de verduras...Para ayudar a reponer sales minerales. Esto se puede realizar un día por semana, o puntualmente.

c) Largo:
     Cinco días, por ejemplo, en los cambios de estación, o de 7 a 10 días un par de veces al año. Muy importante siempre el tema de los líquidos del apartado anterior.

     Y todo esto por supuesto bajo la supervisión adecuada y poco a poco. No podemos pasar de golpe del tipo de alimentación habitual de hoy en día, a dejar de comer sin más.

BENEFICIOS DEL AYUNO INTERMITENTE

- Puesta a punto y limpieza del organismo por el que se reducen los daños del estrés metabólico a nivel celular:
     - Aumenta la proteína SIRT3, la proteína de la juventud. Estimula la autofagia (explicada un poco más adelante).
     - Mejora los marcadores inflamatorios
     - Mejora  nuestro perfil lipídico y nuestros triglicéridos
     - Mejora nuestra plasticidad neuronal
     - Mejora la protección contra el cáncer
     - Estimula la pérdida de peso sin perder músculo

     Al dejar de comer, ahorramos toda la energía destinada a la digestión, de tal manera que nuestros órganos depuradores disponen de ella y del tiempo suficiente para poner en marcha todos los procesos y mecanismos de eliminación de toxinas. Así facilitamos la eliminación de células dañadas, basuras celulares, proteínas mal plegadas, mediadores de la inflamación...y además, conseguimos limpiar la matriz extracelular. En términos sencillos, nuestro cuerpo hace limpieza general: rebusca por todos los rincones, reaprovecha aquello que aún puede ser útil y elimina lo que no sirve para nada.
     Este proceso recibe el nombre de AUTOFAGIA, y su descubrimiento le valió en 2016 el Premio Nobel al científico Yoshinori Ohsumi.
     Cuando ayunamos, a nivel metabólico ocurre lo siguiente (mientras más horas pasan, más cambian los procesos fisiológicos que suceden en tu cuerpo): a partir de las 4-5 horas de ayuno, empieza a bajar el nivel de glucemia en sangre, y tenemos que nivelarlo, usando las reservas de glucógeno. Estas reservas nos pueden durar unas 12 horas más. A partir de ahí, el cuerpo tiene que usar otras herramientas para extraer energía: la grasa. Sí, amigos, nuestro cuerpo sabe usar la grasa como combustible, la glucosa no es la única ni la mejor fuente de energía. Lo que ocurre es que hemos perdido la flexibilidad metabólica, la capacidad de nuestro cuerpo para usar uno u otro combustible dependiendo de la situación, porque hoy en día no falta la glucosa, claro.

     Así que, además de normalizar la glucemia, empezamos a bajar la grasa corporal, y además aumentamos la hormona del crecimiento. Esta hormona es clave, porque renueva los tejidos del cuerpo. Estamos, en resumidas cuentas, regulando la glucemia, eliminando y controlando la grasa corporal, renovando y limpiando adecuadamente nuestras células y tejidos, y conseguimos así, mayor longevidad, mayor salud a largo plazo, y retrasar, atenuar o evitar muchas de las actuales "enfermedades crónicas" típicamente asociadas a la edad.
     Por supuesto, y para no salirme de mi línea, todo esto es lo ideal en un contexto de alimentación sana y comida real. De nada me sirve ayunar si luego le voy a meter porquerías ultraprocesadas al cuerpo...Nadie entra con botas llenas de barro en su casa después de haber fregado el suelo, ¿verdad?

     Una vez más... ¡SALUD, AMIGOS!




   


Comentarios

  1. Interesante aportación Ana.
    Me han llamado la atención varias cosas:
    ¿Que se sabe de la protección celular frente al cáncer con el ayuno?
    Ya que has mencionado las religiones, ¿porqué se prohibían determinados alimentos?
    Gracias!!

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  2. En cuanto al tema de las religiones, no es algo que me haga mucha gracia, porque seguramente el origen de las prohibiciones tenga un motivo más que razonable, pero con el paso del tiempo se ha ido tergiversando. Sigo pensando que su origen ancestral era de purificación o limpieza del cuerpo. Pero las religiones han ido modificando los significados, y así, en la religión católica está la prohibición de comer carne los viernes de todo el año y en la cuaresma, pero la explicación se relaciona con "el pecado de la carne", es decir el sexo, al parecer grave pecado para ellos.
    Supongo que también hay motivos más sanitarios, y probablemente se prohíbe el cerdo por la triquinosis, ya que antiguamente no había las medidas sanitarias actuales. O la manera concreta de matar los animales de otras culturas, o de combinar determinados alimentos (kosher, por ejemplo), que imagino que tendrán que ver con una sabiduría ancestral de evitar infecciones y enfermedades derivadas de un mal procedimiento o de animales enfermos.

    En cuanto al cáncer, como ya expliqué, cuando dejamos de comer las horas suficientes, el metabolismo cambia de marcha ante el estrés. La proliferación celular se ralentiza y se activa el proceso de autofagia, en la que el organismo elimina celulas viejas o defectuosas, y comienza a alimentarse de sus propias reservas de energía. Aparentemente esto sería más que beneficioso para evitar precisamente la proliferación tumoral y favorecer su desintegración, es decir, parece que nuestro cuerpo entra en modo de "autorreparación".
    Pero lo cierto es que aún está en fase de investigación. Parece ser que el ayuno intermitente potencia el efecto beneficioso de la quimio minimizando sus efectos secundarios. Pero aún queda mucha investigación por delante, ya que no parece tener el mismo efecto en todos los tipos de tumores. Personalmente sigo pensando que es una buena manera de limpieza y regeneración para el organismo. Además hay teorías que dicen que las células tumorales solo son capaces de alimentarse de glucosa, y con el ayuno intermitente bajamos el nivel de glucosa y activamos el uso de grasas, de las que las células sanas sí que son capaces de obtener energía, pero no así las cancerosas. Aparentemente son todo ventajas.


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